..."la música es el arte de los sonidos, mediante los cuales se expresan los diferentes sentimientos del alma"...

..."la música es el arte de los sonidos, mediante los cuales se expresan los diferentes sentimientos del alma"...

El primer consejo es limpiarse siempre los dientes antes de empezar a tocar; podemos imaginar el aire que ponemos en clarinete como un río que fluye y que deposita lo que transporta donde encuentra obstáculos o deviaciones; por eso tenemos que hacer asegurarnos que nuestro río (compuesto en nuestro caso de aire y saliva) sea lo más limpio posible.

Personalmente prefiero dejar la boquilla un poco húmeda en lugar de pasar siempre el trapo, porqué la humedad que queda no le molesta a diferencia del continuo passar del trapo que puede variar la cámara interior de la boquilla.

Utilizar siempre trapos lo menos abrasivos posible (gamuza, seda…) y evitar de utilizar el del clarinete si es demasiado grande.

 

No apoyar nunca el plano de la boquilla en superficies abrasivas, tampoco sobre una simple hoja de papel y ponerlo siempre con caña y abrazadera apenas apretada para proteger la parte más delicada.

 

Mas o menos cada quince días hacéis fluir agua a temperatura ambiente dentro de la boquilla y con un algodón mojado quitáis eventuales residuos; si persisten podéis diluir una gota de jabón neutro en medio litro de agua y repetir el tratamiento; no utilicéis nunca agua caliente y productos agresivos.

 

Es útil también hacer un ajuste periódico por el artesano, como si fuera una revisión, más o menos cada año, pero el tiempo varia mucho de caso a caso, según las horas tocadas, el tipo de abrazadera usada y con cuanto cuidado mantenemos la boquilla.

 
 
 
 

A menudo veo posicionar la caña sin aflojar la abrazadera y esto es seguramente deletéreo para nuestra boquilla; si se hace una vez no pasa nada, pero si se lo repite tres o cuatro veces cada día que tocamos, en cada mes son ya más de cien, y en un año…

La caña arrastrando con fuerza en la boquilla tiende a desequilibrarla y aunque a vosotros parezca quedar invariada en el tiempo, en realidad no es así: la fricción de la caña provoca algunos cambios imperceptibles a los cuales los clarinetistas, sin darse cuenta, acaban acostumbrándose.

El resultado es que estos pequeños cambios adicionándose de año en año, modifican bastante la boquilla y relativamente nuestra manera de tocar.

Creo sea por este motivo que quién toca la misma boquilla desde mucho tiempo, a menudo tiene dificultad en cambiarla y encontrar una nueva que le satisfaga.

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